sábado, 17 de septiembre de 2011

EL CREACIONISMO



El poeta debe dejar ya de cantar a la naturaleza; lo que tiene que hacer es imitar a la naturaleza, eliminar todo lo descriptivo o anecdótico.


     En 1918 el poete chileno Vicente Huidobro llega a España tras su estancia en París. A partir de su actividad y capacidad de influencia sobre un pequeño grupo de artistas  partícipes de tertulias vanguardistas el movimiento se va a conectar con los aires europeos que circulaban por París. La influencia de Huidobro junto a la actividad de Ramón Gómez de la Serna marcarán el nacimiento de las jóvenes generaciones poéticas que pretenden romper con el arte anterior a la Guerra del 14. Ello no supone, ni mucho menos, despreciar el papel renovador de otras figuras como Juan Ramón Jiménez o José Ortega y Gasset.
     De Huidobro surge el Creacionismo. A través de ese término se quiere dejar patente que la obra literaria es totalmente autónoma del mundo. El poeta debe dejar ya de cantar a la naturaleza; lo que tiene que hacer es imitar a la naturaleza, eliminar todo lo descriptivo o anecdótico. Hay que "hacer un poema como la naturaleza hace un árbol".
     Junto a Huidobro hay que destacar a Juan Larrea y Gerardo Diego como fundadores del Creacionismo. 
     El Creacionismo es una de las vanguardias más interesantes aparecidas en Latinoamérica, aunque lo cierto es que, exportada por el propio Huidobro, tuvo grandes representantes en España, como Gerardo Diego y Juan Larrea. Además, en este caso, venía a simultanearse la existencia de una estética y una poética formuladas desde el plano teórico con las altísimas cotas literarias logradas en el plano de la escritura poética. Quizá el lugar donde Vicente Huidobro recopile de una manera más detallada y sistemática todos los principios de este movimiento sea en su manifiesto "El Creacionismo", aparecido por vez primera en francés en su libro Manifestes (1925). Allí, en primer lugar, justifica la existencia del Creacionismo antes de su llegada a París: "El creacionismo no es una escuela que yo haya querido imponer a alguien; el creacionismo es una teoría estética general que empecé a elaborar hacia 1912, y cuyos tanteos y primeros pasos los hallaréis en mis libros y artículos escritos mucho antes de mi primer viaje a París". Pero, después de esa justificación, no tarda en presentar su receta particular de lo que ha de ser un poema creacionista: "El poema creacionista se compone de imágenes creadas, de conceptos creados; no escatima ningún elemento de la poesía tradicional, salvo que en él dichos elementos son íntegramente inventados, sin preocuparse en absoluto de la realidad ni de la veracidad anteriores al acto de realización". Sin embargo, lo que más interesa de la formulación teórica de Huidobro es su propuesta de poesía universal, y, por tanto, traducible, lo que nos permite comparar esta concepción poética con la defendida por Ezra Pound, quien, al igual que Huidobro, aunaba la aportación teórica con la producción poética: "Si para los poetas creacionistas lo que importa es presentar un hecho nuevo, la poesía creacionista se hace traducible y universal, pues los hechos nuevos permanecen idénticos en todas las lenguas". De todas maneras, es al final de este manifiesto donde Huidobro se ratifica en su idea del poeta como creador "equiparable, por tanto, a Dios-, de ahí que tome las palabras que ya había publicado en Horizon carré: "Hacer un poema como la naturaleza hace un árbol".


Vicente Huidobro

Escritor Iniciador

El Creacionismo Literario

EL ULTRAÌSMO

Ultraísmo

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Rafael Cansinos Assens.
Ultraísmo es un movimiento literario nacido en España en 1918, con la declarada intención de enfrentarse al modernismo, que había dominado la poesía en lengua española desde fines del siglo XIX.
Fue lanzado en las tertulias del Café Colonial de Madrid, presididas por Rafael Cansinos Assens. Entre otros, formaron parte del núcleo ultraísta Guillermo de Torre, Juan Larrea, Gerardo Diego, Pedro Garfias, Ernesto López-Parra, y Lucía Sánchez Saornil.

Contenido

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[editar] Orígenes

Con una marcada influencia futurista en sus orígenes, fue a diferencia de éste, un movimiento estrictamente literario y más específicamente poético, aunque incorporó a sus publicaciones artistas plásticos de diferentes tendencias, con la característica común de ser vanguardistas.
Sus órganos oficiales fueron la revista Grecia (Sevilla-Madrid) y Ultra (Madrid), pero fueron afines a este movimiento otras como: Alfar ( La Coruña ); Reflector (Madrid); Ronsel (Vigo); Horizonte (Madrid).
La llegada de Jorge Luis Borges a Mallorca a principios de la década del veinte y su amistad con Jacobo Sureda serían determinantes, no sólo para la incorporación del primero a la corriente -que se formaliza con la publicación, en 1921, de un manifiesto suscrito por los dos mencionados, más Juan Alomar (hijo del inventor del término “futurismo”) y Fortunio Bonanova en la revista Baleares- sino para la difusión de ella en Argentina, único país de Hispanoamérica donde existió un grupo ultraísta y revistas relacionadas formalmente al movimiento: la mural Prisma (1921-22) y Proa 1era época (1922-1923). La característica diferenciante que tuvo el ultraísmo argentino del español fue que en el país sudamericano se le incorporaron dos elementos: el criollismo y la parodia.

[editar] Características

En un artículo publicado en la revista Nosotros, de Buenos Aires, en 1921, Borges sintetizó así los objetivos del ultraísmo:
  1. Reducción de la lírica a su elemento primordial: la metáfora.
  2. Tachadura de las frases medianeras, los nexos y los adjetivos inútiles.
  3. Abolición de los trabajos ornamentales, el confesionalismo, la circunstanciación, las prédicas y la nebulosidad rebuscada.
  4. Síntesis de dos o más imágenes en una, que ensancha de ese modo su facultad de sugerencia.
  5. Imágenes y metáforas chocantes, ilógicas, donde destacan el mundo del cine, del deporte, del adelanto técnico: "Los motores suenan mejor que endecasílabos" (Guillermo de Torre).
  6. Tendencia a establecer una disposición tipográfica nueva de las palabras del poema, pretendiendo de ese modo hacer ver una fusión de la plástica y la poesía.
  7. Neologismos, tecnicismos y palabras esdrújulas.
  8. Eliminación de la rima.
La expresión "trebejos ornamentales" era una clara referencia al modernismo rubendariano, al que los ultraístas consideraban recargado de adorno y sin sustancia. El ultraísmo coincidía con las otras vanguardias en eliminar el sentimentalismo.
El ultraísmo era afín al creacionismo, del poeta chileno Vicente Huidobro, quien pasó por las tertulias de los ultraístas. Huidobro pretendía que un poema fuera siempre un objeto nuevo y distinto a los demás, que debía crearse "como la naturaleza crea un árbol", posición que implicaba la libertad del poema frente a la realidad, incluida la realidad íntima del autor.